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martes, 1 de mayo de 2012


LA VERDAD DE LAS MENTIRAS
 Por David Roca Basadre.
Publicado en HILDEBRANT EN SUS TRECE  el 27 de abril del 2012.
Antes de asesinar a María Elena Moyano, los terroristas de Sendero Luminoso se dedicaron a difundir todo tipo de calumnias sobre su víctima. Esta campaña servía para que luego de haber convencido a un sector de la población de tan viles acusaciones, el crimen cometido apareciera perversamente “justificado”. De hecho lograron en parte su objetivo.
El método es conocido, goebbeliano, y funciona. Así, luego de vejar a Gregorio Santos y a Marco Arana, negando mayor espacio a sus argumentos, ocultando que son estos los de la mayor parte de los cajamarquinos con respecto al proyecto Conga, la encuestadora de costumbre pregunta si santos y Arana tienen intereses políticos antes que ambientales. Obviamente que los encuestados responden que sí. Como si hacer política ambiental fuera un crimen.
Los encuestadores incluyen en su cuestionario, sibilinamente y siguiendo el guión, a Wilfredo Saavedra, un personaje extremista y de segunda fila inflado interesadamente por la derecha para desprestigiar a los dirigentes más notorios de la causa cajamarquina.
No se dice que el sociólogo Marco Arana tiene formación como ecologista, que ha recibido múltiples reconocimientos internacionales como ambientalista, que tiene más de veinte años al lado de  los movimientos campesinos en defensa de sus tierras, antes de pasar a la política, y que ahora es parte de un grupo político inscrito democráticamente y que se autodefine como ambientalista. No importa si Gregorio santos, como presidente regional, tiene todo el derecho a defender los puntos de vista de sus electores, a los que finalmente se debe, y que por ello mantiene ahora, y mantendrá en adelante, lo mismo que decía durante la campaña electoral (al contrario de otros).
Todo el manejo del tema Conga por la gran prensa- a pesar de que los campesinos cajamarquinos persisten indoblegablemente en la defensa de sus medios de vida- tiene ese color viscoso y desagradable de la media verdad, para presentar avasalladoramente el punto de vista de las mineras solamente.
En esos medios oscuros y poderosos, escriben o hablan los que dicen defender principios como los de libertad y democracia. Y hasta quien parecía la más acendrada encarnación de esos principios – hablo de la periodista Claudia Cisneros – permite que en su pantalla aparezca un cintillo que no explicaba sino contradecía lo que expresaba en ese momento su entrevistado Marco Arana, y se queda callada, genuflexa, rendida.
Y así se ha querido caricaturizar las luchas por las fuentes de vida reduciendo, primero, su dimensión social a consecuencias de la desinformación de los protagonistas reales – que en realidad tienen todo clarísimo porque conocen a los contrincantes mineros de muchos años y saben lo que hicieron y lo que son capaces de  hacer – y, segundo, restringiendo su dimensión política a lo puramente electoral, confinando además ese concepto al de la voluntad ambiciosa de caudillos. Es, claro, parte de la estrategia.
Y sin embargo, la nueva agenda que esta lucha ha puesto al debate se anuncia imparable, toma formas y será sin dudas el contrincante inesperado de los procesos por venir. Porque no se trata de razones en el aire sino de situaciones donde la voluntad de vivir se yergue ante las amenazas del mito extractivista. O del mito exportador.
¿Exagero? Hablemos de Ica: la torva y torpe derecha cuenta que es la tierra de la prosperidad y el pleno empleo. Yo les digo que es la tierra de la próxima gran crisis del agua y del empleo precario más denigrante.  Y que la agenda alternativa tiene allí a uno de sus mayores bastiones.

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